sábado, 16 de junio de 2012

Santiago de Chile: Segundo Round


EL temido vuelo Alcalá-Santiago transcurrió mucho mejor de lo que pronosticaba. No pude elegir asiento de emergencia, pero si ventanilla. Tras 2 horas de la salida de Madrid tras la cena me tomé "el somnífero". Mi siguiente visión fue una tierra seca de algún lugar del mundo, por el reloj, y dado que quedaban  menos de 3 horas para llegar a Santiago, deduje que debía estar por la torturada Argentina. Funcionó!, El tiempo se había desvanecido, no recordaba ni piliculas, ni sandwich intermedio (me daría la azafata un golpe en el hombro "Señor su sandwich"?, roncaría como un cerdo?). Lo importante: Por el esfuerzo de un vuelo a Canarias (ida+vuelta) estaba al otro lado del mundo!.

Pronto, el paisaje cambió abruptamente a cordilleras nevadas. Aunque quería me recordaran a los alpes, era imposible porque el paisaje era mas torturado y seco.

Finalmente aterrizaje, control de pasaporte, control alimentario y al taxi. Empecé a notar que no me sentía muy bien, dolor de cabeza, desvanecimiento, imposibilidad en concentrarme, el motivo?, pastilla?, el frío de 7º después de los 35º de España?, yo todavía estaba en manga corta,

El taxista me animó antes de subir a que me pusiera ropa de abrigo, pero los calzoncillos como primera visión al abrir la maleta (malditas prisas!), y mi habitual recato, lo impedían. Me busqué un apartado rincón bajo unas escaleras, hurgué en la maleta y me puse alguna ropita de invierno.

El habitual diálogo estándar que mantengo con los taxistas tomo ahora un giro inesperado:


[Amable taxista]: Que tal las cosas por España?, están tan mal?, nos vienen cienes y cienes de Españoles


[Yo]: Están mu malitas, pero saldremos adelante, mas pobres y embargados, pero no pasa nada estamos acostumbrados a sobrevivir a castas políticas infumables (Nota: en este punto un taxista me confesó su militancia sindical y a la izquierda, vamos me confundió con un camarada). Sólo espero que acá en Chile no se harten de nosotros y nos echen al pacífico.


[Amable taxista]: Pues me alegro, siempre que vienen los españoles en masa, nosotros damos un salto de progreso. Venga, trabaje, tributen y enséñenos lo que sabe.


[Yo]: lagrima rodando por la mejilla

Y así llegué a mi nuevo piso en Las Condes. Empezaba mi nuevo periodo.

1 comentario:

  1. Por cierto, aunque espero poder enseñar en el campo de las renovables, ingeniería financiera y chanculleos varios, los chilenos nos podrían enseñar (y bastante) en minería, construcción de edificios en altura, construcción antisísmica, transparencia y grado de apertura económica al mundo.

    Lo digo porque el comentario del taxista quedó demasiado modesto.

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