sábado, 28 de abril de 2012

Cancamusa en Santiago (II), desenlace final

Viernes 27, Hotel, salón de actos, desayuno de trabajo que me hace sentir en un sitio remoto (por fin), frutas tropicales y tortillas de huevo planísimas y exquisitas. 

Se sigue el guión marcado, pienso en lo eficiente que sería la sociedad si prescindieramos de tanta superficialidad. Si, sé que es imposible. Demasiada gente vive muy bien.

Por fin algo de frescor, el director de un conocida multinacional de recurso humanos da una visión del explosivo mercado de trabajo chileno: no encuentran suficiente empleados, sector minero en explosión, subir salarios. Sigue el director de una constructora española y su experiencia directa de desarrollo de negocio. Habla de una burocracia terrible, formalista-garantista de huellas digitales, notarios, inflexibilidad en licitaciones y "productividad" mejorables. Me lanzo hacia él, pero está rodeado de chilenos dándole las gracias de conocer de primera mano lo que de verdad piensa, me presento y me ofrece su ayuda.
Me montan en un autobús y me llevan a una oficina gubernamental que me permite ver el centro y la Casa de La Moneda. Nueva presentación, y una vez mas coherencia y claridad de la estrategia chilena para buscar su lugar en el mundo. Esta estrategia es independiente del gobierno en el poder, que diferencia con España!, donde tenemos a BurguerPP y MAC-psoe cambiando las reglas del juego en cada legislatura.

De vuelta en el autobús tremendo atasco. Vuelvo a mi apartahoel a digerir toda la información y contactos que tengo.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. De cancamusas somos expertos aquí.
    Muy aleccionador lo del mercado laboral, sin embargo parece que esconde el efecto de la demanda de materias primas.
    Yo pienso, tal vez es que sea muy de la cuenta de la vieja, que una sociedad no es próspera de verdad si no transforma esas materias en al algo tangible.
    Puede haber algo de espejismo en el desarrollo basado en la explotación de recursos.
    Pero hay escalas peores en el oprobio.
    Está el desarrollo basado en cambiar el dinero de manos, lo cual a largo plazo es como confiar en que se repita el milagro de los panes y los peces.
    La peor categoría es el desarrollo basado en el endeudamiento...

    Como dice el aforismo (no sé de quién es): Estoy en la cumbre, a dos pasos del abismo.

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