domingo, 2 de diciembre de 2012

La fuerza de la costumbre

Cuando llegué una de mis ilusiones era vivir un pequeño "terremoto", lo primero que aprendí viendo caras de terror, es que la palabra terremoto está prohibida, ya que se asocia a un evento catastrófico. Se habla de "Sismo" o "Temblor".

Los primeros meses, ya sea porque era de noche, porque iba en el metro, o porque soy un guevón, me fue imposible detectar los primeros Sismos.

A lo largo del último mes, los experiencias se han multiplicado, hasta el punto de que la excitación inicial ha dado paso a la mayor indiferencia ante las vibraciones del suelo, y créanme que las siento casi a diario.

Reconozco las posiciones donde mas se siente, tumbado en la cama o con 3 puntos en contacto con la estructura (dos piernas apoyadas firmemente y algún brazo apoyado en la mesa o la pared). Observo que mi sensibilidad es superior, en resumen, me he vuelto un cazador de Sismos.

Dicho esto, me asombra ver la reacción de los Chilenos ante el mas mínimo "temblor", dependiendo de la persona entran en pánico al instante, sobre todo si el ritmo es ascendente, los tres minutos de oscilaciones a 8,8 en 2010 han marcado ha toda una generación...

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