martes, 4 de septiembre de 2012

«¿Y a esta piojera me han traído?»

Es lo que exclamó en 1922 el presidente Arturo Alessandri Palma, cuando sus amigos lo invitaron a un local popular situado exactamente junto al mercado central.

Desde entonces el lugar es conocido como "La Piojera", el presidente lo usó como sinónimo de "insalubre", y es que el perfil social del presidente no llegaba como para entrar en tan peculiar sitio, que por cierto se merece entrada propia en la Wikipedia.

Sólo es necesario un "terremoto" (Vino pipeño con helado de piña) y rematar la noche con una "replica" (lo mismo + granadina) para salir "trastornado" del local y vomitar en el taxi de vuelta a Las Condes.

Entre el "terremoto" y la "réplica" experimentamos la sensación de alegría insegura propia de las grandes ciudades sudamericanas.  Alegría que se tornó en gozo tras servirnos una chorrillana de recia carne y arrollados propios de la casa.

Toda una experiencia. Aunque algunos chilenos me dicen que no vuelva, los arquitiesos tiran mucho.

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